El incienso y los animales: descubre por qué puede ser peligroso para su salud.
¿Alguna vez has encendido una barrita de incienso para crear un ambiente relajante en casa, sin imaginar que ese gesto tan inocente podría estar afectando a tus animales?

Muchos de nosotros buscamos que nuestro hogar sea un refugio de calma, un espacio donde el aroma y la energía nos ayuden a desconectar del estrés diario. Sin embargo, lo que para nosotros puede ser un placer sensorial, para nuestros compañeros peludos puede convertirse en una fuente de malestar e incluso de riesgo para su salud.
Como amantes de los animales, queremos lo mejor para ellos. Les damos comida de calidad, juguetes, camas cómodas y atención veterinaria. Pero a veces olvidamos que su mundo sensorial es muy diferente al nuestro.
Su olfato, su sistema respiratorio y su sensibilidad a los estímulos del entorno hacen que ciertas prácticas humanas, como quemar incienso, puedan resultarles dañinas.
¿Qué es realmente el incienso?
Antes de hablar de los riesgos, es importante entender qué es el incienso.
Las barritas de incienso no tienen nada que ver con el aceite esencial de incienso.
Existen numerosas especies de árboles de incienso, como Boswellia serrata en la India, Boswellia carteri en África Oriental y China, Boswellia frereana en Somalia y Boswellia sacra en Arabia.
Cada una produce una resina ligeramente diferente, utilizada desde hace siglos en rituales, ceremonias y prácticas espirituales.
Un buen incienso se elabora con materiales naturales como resinas, hierbas, especias y maderas, y libera humo al quemarse. Muchas personas lo utilizan para relajarse, meditar o disimular olores desagradables. Sin embargo, incluso el incienso de mejor calidad puede liberar compuestos químicos que irritan el sensible sistema respiratorio de nuestros animales.
El humo invisible que afecta su bienestar
Cuando encendemos una barrita de incienso, el humo que se libera contiene partículas finas y compuestos orgánicos volátiles. Estos pueden permanecer suspendidos en el aire durante horas, especialmente en espacios cerrados.
Para nosotros, puede ser solo un aroma agradable, pero para un gato o un perro, ese humo puede ser una auténtica agresión a su sistema respiratorio.
Los animales tienen vías respiratorias mucho más sensibles que las nuestras. En gatos, por ejemplo, la exposición prolongada al humo puede causar irritación, tos, estornudos o incluso agravar enfermedades respiratorias preexistentes como el asma felino. En perros, puede provocar inflamación de las vías respiratorias, lagrimeo o molestias nasales.
Y no solo se trata del humo. El aroma intenso del incienso puede resultar abrumador. Los animales tienen un sentido del olfato entre 10.000 y 100.000 veces más desarrollado que el nuestro. Lo que para nosotros es un olor suave y agradable, para ellos puede ser una experiencia invasiva que les cause náuseas, mareos, ansiedad o estrés.
El impacto emocional y conductual
Además de los efectos físicos, el incienso puede alterar el comportamiento de los animales. Algunos pueden mostrarse inquietos, esconderse o evitar ciertas zonas de la casa. Otros pueden desarrollar signos de estrés, como lamerse en exceso, jadear o vocalizar más de lo habitual.
Estos cambios de conducta son señales de que algo en su entorno les está afectando, y es importante prestarles atención.
Riesgos cutáneos y reacciones alérgicas
El humo del incienso también puede contener sustancias químicas que se depositan en el pelaje o en las superficies del hogar. Al lamerse, los animales pueden ingerir pequeñas cantidades de estas partículas, lo que podría causar irritación o reacciones alérgicas en la piel.
En casos más graves, la exposición prolongada a ciertos compuestos puede contribuir a problemas inflamatorios o respiratorios crónicos.
Si decides usar incienso, hazlo con precaución
Si aun así deseas disfrutar del incienso, hay formas de hacerlo minimizando los riesgos:
Ventila bien el espacio. Abre ventanas y puertas para permitir la circulación del aire.
Mantén a tus animales alejados. Enciende el incienso en una habitación donde ellos no tengan acceso.
Opta por alternativas naturales. Puedes usar difusores con hidrolatos o hierbas secas que no generen humo.
Observa su comportamiento. Si notas signos de incomodidad, suspende el uso inmediatamente.
Recuerda que el bienestar de nuestros animales depende de los pequeños detalles del entorno que compartimos con ellos.
Una invitación a la conciencia y al cuidado
Cuidar de nuestros animales no solo implica alimentarlos o llevarlos al veterinario. También significa crear un hogar donde puedan respirar, descansar y sentirse seguros.
Cada aroma, cada sonido y cada objeto que introducimos en nuestro espacio tiene un impacto en ellos. Por eso, es fundamental informarnos y tomar decisiones conscientes.
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Porque cuando cuidamos de su entorno, también cuidamos de su felicidad.

